La perspectiva antiurbana
Por otra parte, este texto es también
sumamente revelador porque contribuye a poner de manifiesto uno de los rasgos
más característicos de la formulación inicial del paradigma ecológico: su carácter
fundamentalmente antiurbano. En efecto, aunque la voluntad de síntesis de
Brenda y Robert Vale les ha llevado a incluir en su catálogo propuestas de
intervención en el casco urbano ligadas directamente a los planteamientos de
rehabilitación ecológica, a la hora de exponer los planteamientos “verdes” con respecto
a la ciudad, la propuesta más
claramente favorecida es la de los denominados pedestrian pockets (bolsas peatonales), desarrollada por los arquitectos norteamericanos Peter
Calthorpe, Sim van den Ryn y Doug Kelbaugh. Consistentes en pequeñas unidades
autosuficientes edificadas ex nihilo, unidas por ferrocarril y basadas en la
accesibilidad peatonal y la autonomía energética, pertenecen, junto con otras
propuestas similares, como los ecorillages o ecoaldeas de Richard Register, a la
corriente histórica donde confluyen desde las comunidades utópicas del siglo
XVIII en el Nuevo Mundo y las ciudades jardín del XIX hasta los kibbutz y las
comunas hippies del XX.
Sin duda, esta visión antiurbana era
ineludible en los inicios de un movimiento
cuya principal razón de ser estuvo
en la defensa de una naturaleza amenazada por
la extensión de un modelo
hiperindustrializado, y más si se tienen en cuenta sus orígenes
norteamericanos. En cualquier caso no cabe duda que las primeras propuestas
urbanas, aunque decididamente mucho menos sofisticadas que los pedestrian pockets como
alternativa real al urbanismo dominante, se situaban
claramente del lado de
Lewis Mumford en el debate que había enfrentado a principios de los años
sesenta a este pensador, partidario de una vuelta a la naturaleza desde cl
paradigma de la modernidad al modo de la propuesta de Broadacre Cite de Frank
Lloy Wright, con la postura de Jane Jacobs, defensora “a la europea” de la
ciudad como espacio privilegiado de socialización, un debate que ha llegado a
nuestros días casi en los mismos términos.
A modo de resumen, quizá sería útil
acudir aquí a la ya clásica y por el momento insuperada taxonomía urbanística
establecida por Françoise Choay para constatar que, en lo que respecta a la
visión de la ciudad, el bioclimatismo de primera hornada y, por ende, sus
corrientes directamente derivadas que hemos englobado bajo la etiqueta de
arquitectura “verde”, pertenecen claramente al ámbito común donde se solapan el
urbanismo naturalista y el culturalista, mientras que, en lo que respecta a su
visión del objeto arquitectónico, están formadas por un núcleo organicista,
vernáculo e historicista que se completa con un fuerte elemento "tecnológico".
En ese sentido, el desgajamiento desde
este tronco inicial del primero de nuestros “extremos” de referencia,
correspondiente a la eco-tech, habría sido el resultado de la
exacerbación de este elemento tecnotópico y de su hibridación con el urbanismo “progresista”.
Por el contrario, el otro extremo, correspondiente a la regeneración ecológica.
provendría de la constatación de lo escuálido de la reflexión urbanística por parte
del primer ecologismo y de la consiguiente incorporación al núcleo inicial
tanto de todo el acerbo urbanístico europeo radical como de las grandes
cuestiones ecológicas globales planteadas desde otras disciplinas.
El reto de la globalización
Aunque diste mucho de agotar su diversidad, tal vez baste por el momento esta
representación esquemática del paisaje global con dos extremos y un núcleo
central en proceso de fisión para recapitular los grandes temas que atraviesan del
debate de la sostenibilidad en el ámbito de lo construido: la necesidad o no de
actuar en función de modelos generales de distribución social de los recursos; las
posturas divergentes frente al crecimiento urbano; la defensa de la ciudad como
espacio de socialización frente a la reivindicación de la vuelta a la naturaleza como
panacea frente a los males urbanos; el énfasis en los aspectos técnicos o, por el contrario, en los aspectos sociales; el papel preponderante concedido según unas u
otras visiones al objeto arquitectónico o a los conceptos urbanísticos, respectivamente; la antigua oposición entre forma y función...
Como vernos, muchos de estos temas pertenecen a ámbitos tan generales como el
del modelo de sociedad o, en el caso de la arquitectura, tan ancestrales como el venustas, utilitas, firinitas vitruviano.
Por otra parte, puede alegarse que muchas de
Por otra parte, puede alegarse que muchas de
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