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jueves, 20 de junio de 2013

El "Articulito" :D


La perspectiva antiurbana

Por otra parte, este texto es también sumamente revelador porque contribuye a poner de manifiesto uno de los rasgos más característicos de la formulación inicial del paradigma ecológico: su carácter fundamentalmente antiurbano. En efecto, aunque la voluntad de síntesis de Brenda y Robert Vale les ha llevado a incluir en su catálogo propuestas de intervención en el casco urbano ligadas directamente a los planteamientos de rehabilitación ecológica, a la hora de exponer los planteamientos “verdes” con respecto a la ciudad, la propuesta más claramente favorecida es la de los denominados pedestrian pockets (bolsas peatonales), desarrollada por los arquitectos norteamericanos Peter Calthorpe, Sim van den Ryn y Doug Kelbaugh. Consistentes en pequeñas unidades autosuficientes edificadas ex nihilo, unidas por ferrocarril y basadas en la accesibilidad peatonal y la autonomía energética, pertenecen, junto con otras propuestas similares, como los ecorillages o ecoaldeas de Richard Register, a la corriente histórica donde confluyen desde las comunidades utópicas del siglo XVIII en el Nuevo Mundo y las ciudades jardín del XIX hasta los kibbutz y las comunas hippies del XX.

Sin duda, esta visión antiurbana era ineludible en los inicios de un movimiento
cuya principal razón de ser estuvo en la defensa de una naturaleza amenazada por
la extensión de un modelo hiperindustrializado, y más si se tienen en cuenta sus orígenes norteamericanos. En cualquier caso no cabe duda que las primeras propuestas urbanas, aunque decididamente mucho menos sofisticadas que los pedestrian pockets como alternativa real al urbanismo dominante, se situaban
claramente del lado de Lewis Mumford en el debate que había enfrentado a principios de los años sesenta a este pensador, partidario de una vuelta a la naturaleza desde cl paradigma de la modernidad al modo de la propuesta de Broadacre Cite de Frank Lloy Wright, con la postura de Jane Jacobs, defensora “a la europea” de la ciudad como espacio privilegiado de socialización, un debate que ha llegado a nuestros días casi en los mismos términos.

A modo de resumen, quizá sería útil acudir aquí a la ya clásica y por el momento insuperada taxonomía urbanística establecida por Françoise Choay para constatar que, en lo que respecta a la visión de la ciudad, el bioclimatismo de primera hornada y, por ende, sus corrientes directamente derivadas que hemos englobado bajo la etiqueta de arquitectura “verde”, pertenecen claramente al ámbito común donde se solapan el urbanismo naturalista y el culturalista, mientras que, en lo que respecta a su visión del objeto arquitectónico, están formadas por un núcleo organicista, vernáculo e historicista que se completa con un fuerte elemento "tecnológico".

En ese sentido, el desgajamiento desde este tronco inicial del primero de nuestros “extremos” de referencia, correspondiente a la eco-tech, habría sido el resultado de la exacerbación de este elemento tecnotópico y de su hibridación con el urbanismo “progresista”. Por el contrario, el otro extremo, correspondiente a la regeneración ecológica. provendría de la constatación de lo escuálido de la reflexión urbanística por parte del primer ecologismo y de la consiguiente incorporación al núcleo inicial tanto de todo el acerbo urbanístico europeo radical como de las grandes cuestiones ecológicas globales planteadas desde otras disciplinas.

El reto de la globalización

Aunque diste mucho de agotar su diversidad, tal vez baste por el momento esta representación esquemática del paisaje global con dos extremos y un núcleo central en proceso de fisión para recapitular los grandes temas que atraviesan del debate de la sostenibilidad en el ámbito de lo construido: la necesidad o no de actuar en función de modelos generales de distribución social de los recursos; las posturas divergentes frente al crecimiento urbano; la defensa de la ciudad como espacio de socialización frente a la reivindicación de la vuelta a la naturaleza como panacea frente a los males urbanos; el énfasis en los aspectos técnicos o, por el contrario, en los aspectos sociales; el papel preponderante concedido según unas u otras visiones al objeto arquitectónico o a los conceptos urbanísticos, respectivamente; la antigua oposición entre forma y función... 

Como vernos, muchos de estos temas pertenecen a ámbitos tan generales como el del modelo de sociedad o, en el caso de la arquitectura, tan ancestrales como el venustas, utilitas, firinitas vitruviano. 

Por otra parte, puede alegarse que muchas de   


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